martes, 18 de diciembre de 2012

Relatos #1

Buenos días a todos menos a los que no les gusta Los Juegos Del Hambre y Divergente. A vosotros que os devore un muto.

Espero que os haya gustado este 'saludo' sí, hoy me pilláis inspirada(?). Ahora os explicaré de lo que irá la nueva sección de relatos (:

Esta sección, probablemente sea como un 'complemento' a la historia que estamos creando, para que también sepáis lo que sienten otros personajes además de Katniss y Beatrice. No será tan grande como un capítulo, pero resumirá lo que siente algún personaje con respecto a la historia. Supongo que haremos uno cada quincena (15 días), para que tengamos tiempo para escribir. 
Aviso que los relatos no siempre serán sobre las perspectivas de distintos personajes sobre nuestra historia; también podremos poner relatos completamente diferentes. 

Y ahora viene la mejor parte :3 Si queréis participar en esta sección del blog ¡podéis hacerlo! Si queréis participar, sólo tenéis que mandarnos vuestro relato a dosdivergentes@gmail.com y elegiremos los mejores para ponerlos en el blog :3 Sólo debéis seguir una norma: el relato debe de tratar sobre Los Juegos Del Hambre y/o Divergente. Podéis expresar lo que sentistéis al empezar/acabar alguno de los dos libros, por qué os gustan tanto, o incluso podéis crear una pequeña historia sobre alguno de los libros.

Ahora os dejo el primer relato de la historia de Dos Divergentes Mentalmente Desorientados: Cuatro.


Todo es tan extraño.


Sucedió muy deprisa, demasiado para mi gusto. Lo recuerdo todo borroso, como si lo viera a través de vidrio.


La Ceremonia de la Elección; los temblores; la gente asustada corriendo; un pilar que caía sobre un hombre, aplastándole; una mujer ayudándole; otro pilar cayendo sobre ellos. Después, lo que recuerdo es verme a mí corriendo, coger a la mujer en brazos y librarla del peligro.


Todo ello se vió recompensada de forma grata.


Un chica me miraba fijamente cuando solté a la mujer. Parecía una niña, de no ser por esos grandes azulados ojos que reclamaban atención. La mire estupefacto; tiempo después recuperé la compostura.
Ese débil "gracias" bastó para que mis huesos temblaran. Increíble, aunque fastidiosamente, esa chica resultó ser una Iniciada de Osadía. Pensé que podría instruirle en su Iniciación, aunque si Eric notase algo... Resultó ser cierto, y se convirtió en una de mis iniciadas.


La verdad es que Eric parece ausente y no se ha dado cuenta aún, aunque nunca se sabe.


Aparto esos pensamientos de mi cabeza.


Eric les explica a los Iniciados sus posiciones, mientras hace una serie de gestos con las manos, indicando los lugares asignados. Les da unos papelitos con un mapa y una gran X marcando sus lugares correspondientes. 


La busco con la mirada.


Ahí está, una pequeña figura pálida, con el pelo rubio suelto y salvaje, preparada para la acción.
Eric completa la instrucción y, acto seguido, todos se encaminan hacia sus puestos. Eric dirige hacia mí una larga y fría mirada.


-A tu puesto, Cuatro -ordena firmemente.


Asiento brevemente y salgo corriendo hacia mi puesto.


Casualmente, mi puesto queda cerca de el de ella, y puedo observarla sin que se dé cuenta.
Llego a mi lugar asignado que está situado entre unos matorrales que de alto me llegan a la cadera.
Me escondo entre ellos y la busco con la mirada. No la veo por ninguna parte, así que cojo el mapa y busco su posición.


Frunzo el ceño al descubrir que debería estar a unos pocos metros de mi lado, pero no está.
Salgo de mi escondite y, sigilosamente busco en los alrededores.
Nada. Suspiro algo nervioso y me alejo de mi posición.


Entre toda la maleza sólo descubro varios animales que van de un lugar a otro, evidentemente asustados.
Aún así, entre todos los ruidos del espeso bosque distingo el inconfundible ruido de una pistola al cargarse. Saco mi pistola rápidamente y me encuentro apuntándola a ella. 


La bajo al descubrirla.


-¿Qué haces aquí? -intento sonar firme.


-Yo, yo... Perdí mi hoja. No encuentro mi posición... -ella tiembla nerviosamente.


-Vamos -al darme la vuelta, pongo los ojos en blanco, deseando que lo vea para que piense que no estaba preocupado.

Creo que así es, porque ella baja la mirada, aunque consigo ver esa culpabilidad en sus azulados ojos.


**************************

Aquí estamos. De nuevo, en las posiciones otorgadas.


Ella está a unos metros de mí, siempre alerta, pistola en mano, esperando cualquier atisbo de peligro.
Sacudo la cabeza e intento pensar en otra cosa. Miro hacia los lados y veo que el insensato de Uriah está saliendo de su posición para seguir un ruido que proviene del espeso bosque.


Salgo de los matorrales y le sigo. Al principio, ando silenciosamente, buscándole, pero cuando le pierdo de vista, empiezo a trotar, y finalmente comienzo a correr.


-¡Uriah! -al no recibir respuesta, maldigo para mis adentros.


Después de un rato de búsqueda, le encuentro frente a un animal enorme. Es una especie de caballo, pero con una gran cornamenta, y mucho más grande y fiero. 


Uriah está estupefacto frente al gran animal, con lo boca abierta.


Saco la pistola de mi cinturón y la cargo lo más silenciosamente que puedo. Desgraciadamente, no lo suficientemente silencioso.


El animal se asusta y se abalanza sobre mí, con la cornamenta apuntando a mi pecho. Consigo esquivar su ataque limpiamente. Él se da contra un árbol, confundido. En ese precioso tiempo aprovecho para dispararle en una pata. El animal emite un sonido desgarrador y se va corriendo entre la maleza.


-Gracias, Cuatro -Uriah sonríe agradecido.


-Uriah, no deberías... -cierro la boca al oír su voz. Una voz aguda que grita mi nombre desesperadamente. 
Echo a correr lo más rápido que puedo, siguiendo su voz, a la vez que esquivo árboles y matorrales. 

Me tropiezo con una rama y caigo de bruces al suelo, maldiciendo en voz baja. Me levanto rápidamente y sigo corriendo, aunque con cada paso el tobillo me produce una nueva punzada de dolor.

Finalmente, consigo distinguir su pálida figur
a.
Ella se da la vuelta justo para verme parar repentinamente a su lado, pistola en mano, levantando pequeños trozos de tierra gracias a la brusquedad de la parada.

-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? -exijo.

-Sí estoy bien -ella fuerza una sonrisa-. Era sólo un conejo.

Intento lanzarle una mirada enfadada y llena de reproche, e intento parecer enfadado.

A quién quiero engañar.

No puedo enfadarme con Beatrice Prior.



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Bueno, espero que os haya gustado (: Este relato esta hecho por mi, Cassia. El de la semana que viene le hará Katris :3 Dad vuestra opinión en un comentario o en el chat; me gustaría saber qué os ha parecido :DDD

Eso es todo, mis lectores c:

Besoos~





2 comentarios:

  1. I love this!
    Tengo un monton de relatos... a ver... cual s mando?????
    Jejejejejejej
    bueno, un beso y ya tendreis noticias mias por gmail :-)

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  2. Pues los que quieras :3 Intentaremos publicar casi todos los relatos que nos mandéis c:

    Muchas gracias por participar :DD

    Besoos~

    ResponderEliminar

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